lunes, mayo 07, 2007

Beatriz del Congo (Kimpa Vita)

Cuando en 1491, los portugueses llegaron a Mbanza Kongo, la capital del Reino Kongo, y convencieron al rey, al Mwenw Kongo, para bautizarse y bautizar a su familia, comenzó la decadencia del reino. Si en un principio, el Mwene Kongo, que tomó el nombre de Alfonso I del Congo, fue tratado por el rey de Portugal de igual a igual, y más cuando un hijo del recién convertido fue nombrado obispo, no tardó mucho tiempo en cambiar esta situación, y verse forzado a aceptar la posición de vasallo del rey portugués y obligado a pagar impuestos, consistentes en esclavos y parte de las riquezas del país.

Los administradores de la metrópoli entraron directamente en contacto, para negociar los impuestos, con los gobernadores de cada zona, y pronto, éstos comprendieron que quien mandaba era el rey de Portugal y no su rey y comenzó la descomposición administrativa del gobierno. Un país que abarcaba todo el norte del actual Angola (hasta Luanda), parte de la actual Rep. Democrática del Congo (hasta Kinshasa) y parte de la actual Rep. del Congo (hasta Brazzaville), fue partiéndose en pequeños reynos gobernados por el Mwene de la región, todos ellos expuestos a las acometidas de portugueses, españoles, franceses y demás que trataban de sacar beneficio de la situación.

Los católicos portugueses, conseguido su objetivo económico, pronto olvidan que allí hay un país que está cambiando su religión tradicional, para adoptar una nueva. Durante decenios no hay un solo sacerdote católico y comienzan a nacer movimientos religiosos que mezclan las tradiciones religiosas autóctonas con aspectos de la nueva religión. Surgen religiones que, cuatro siglos más tarde, podrían considerarse como precursoras de las actuales iglesias cristianas independientes.

En este vacío político y cultural varios profetas mesiánicos se levantaron para proclamar sus visiones socio-religiosas. El más importante de éstos fue Kimpa Vita, una mujer joven que creyéndose portavoz del espíritu de san Antonio de Padua, un santo católico popular y milagrero. Conocida a veces por su nombre cristiano de Dona Beatriz, empezó predicando en la ciudad de la antigua capital del reino, Mbanza Kondo, conocida entonces por San Salvador, diciendo que era voluntad de Dios que fuera restaurada como la capital. Su llamada a unidad encontró gran apoyo entre el campesinado, que acudía a la ciudad pensando que era una especie de Belén bíblico. Ella proclamaba que Jesús, María y sus Discípulos eran Congoleños.

Kimpa inicia una cruzada para tirar fuera toda influencia extranjera, consiguiendo que sectores importantes de la población apoyen esta aspiración. Consigue el apoyo de un general de Pedro IV, uno de los aspirantes, en ese momento, al trono y Portugal, que ve peligrar su saneada posición comercial, utiliza los servicios de un sacerdote capuchino para convencer a las autoridades congoleñas de que Dona Beatriz es una bruja. Acusada de brujería, es sentenciada a la hoguera, y muere, a la edad de 24 años, quemada viva, acompañada por su hijo en brazos.

Convertida en una mártir, su memoria perdurará durante siglos, como símbolo de la independencia del Pueblo Kongo , hasta el punto de que, ya en el siglo XX, Simon Kimbangu, creador de la principal iglesia cristiana independiente, la considera como una de sus santas y mártires.

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