miércoles, mayo 23, 2007

Pierre Louys (Otros poemas)

HIMNO A LA NOCHE
Las grandes sombras negras de los árboles
están inmóviles en las montañas. Las estrellas inundan
el enorme cielo y el soplo cálido del viento
cual humano aliento acaricia mis ojos y mis mejillas
¡Oh noche que a los dioses alumbras!¡Cuan dulce mis labios
te sienten!¡Cuán cálida en mis cabellos te percibo!
¡De que forma me invades esta tarde y cuan colmada
me siento de tu esplendor!
Las flores que de mi quieren brotar, todas ellas
quieren nacer de mi. El viento que sopla es mi aliento
El perfume que pasa es mi deseo.
Todas las estrellas habitan en mis ojos.
Tu voz es el eco del mar...¿es el silencio de las planicies?
Tu mensaje, yo no lo entiendo,
pero me incita a inclinar la cabeza,
y mis lágrimas lavan mis dos manos


LAS SACERDOTISAS DE ASTARTE
Las sacerdotisas de Astarte hacen el amor
cuando emerge la luna, luego ellas se levantan
y se bañan en un extenso estanque con bordes de plata
con sus arqueados dedos, sus cabellos peinan
y sus manos pintadas de púrpura, entremezcladas con sus
negros bucles se asemejan a ramas de coral
en un mar oscuro y vaporoso.
Nunca se depilan, para que el triángulo de la diosa
marque sus vientre al igual que un santuario.
Pero se pintan con pincel y se perfuman profundamente.
Las sacerdotisas de Astarte hacen el amor
cuando emerge la luna; después en una sala guarnecida
donde una linterna de oro arde
ellas al azar se duermen.


LOS PERFUMES
Me perfumaré toda la piel para cautivar a las amantes
por sobre mis preciosas piernas en un recipiente de plata
derramaré el nardo de Tarsos y el metopion de Egipto
Por debajo de mis brazos, la menta ensortijada;
sobre mis cejas y mis ojos, la mejorana de Kos
Esclavo desbarata mi peinado y perfuma mis cabellos
con el aroma del incienso!
Aquí está la viña de las montañas de Chipre
entre mis pechos yo la exprimiría
y ese licor rosa que de Faselis viene
perfumará mi nuca y mis mejillas
en tanto esparce sobre mi vientre
la bakkaris irresistible, que es mejor para una cortesana
conocer los bálsamos de Lidia,
antes que las tradiciones de Peloponesio.


VOLUPTUOSIDAD
En la noche, sobre una blanca terraza,
nos quedamos desvanecidas entre el perfume de las rosas
Una cálida humedad resbalaba como las lágrimas por nuestros brazos
hacia los pechos. Una abrumadora voluptuosidad
inundaba nuestros pechos purpúreos.
Cuatro palomas cautivas, en cuatro bálsamos bañadas,
por encima de nosotras, en silencio volaron
con sus alas sobre las mujeres desnudas
gotas de perfume esparcieron,
yo fui bañada de perfume de iris
Oh desfallecimiento! Mi mejilla reposaba
en el vientre de una muchacha, que se cubría
de frescor con mi cabellera húmeda.
Su piel olía a azafrán y embelesaba mi boca abierta
ella apoyó uno de sus muslos sobre mi nuca.
Yo que en profundo sueño dormitaba,
desperté; el pájaro de los deseos nocturnos,
cantaba locamente a lo lejos. Yo tosía con congoja
mientras un brazo languideciente como una flor, mansamente
se elevaba hacia la luna en el aire, semejante a una flor


A LOS PECHOS
Carnes en flor, ¡oh mis pechos!
Que henchidos estaban de voluptuosidad.
Mis pechos entre mis manos
Que blandos y de suaves ardores y jóvenes
esencias eran!
En otros tiempos estaban helados como una
estatua, y duros como un despiadado mármol
Después que os habéis envejecido yo los quiero más
ustedes, ustedes, mis pechos amados
Vuestra forma lisa e hinchada es una distinción
para un busto moreno como el mío es un placer descubrir
sea que os capture, bajo una malla de oro,
sea que os libere desnudos,
vuestra magnificencia me precede.


INTIMIDADES
¿Por qué razón soy lesbiana te preguntas Bilitis?
¿Pero aquella regocijada flautista no lo es un poco?
Soy pobre y no tengo lecho que me proteja
Duermo en casa de la que me quiere y
se lo agradezco con lo que tengo
Desde pequeñas bailábamos ya desnudas
esas danzas que tu conoces, querida mía;
los doce deseos de Afrodita.
Cotejábamos nuestras cuerpos desnudos y tan
hermosas los encontrábamos!
Y a lo largo de la noche
el calor nos ha inundado, por el solo placer de ser
espectadoras; y nuestro ardor no es fingido
y lo percibimos apenas una amiga estrecha
a otra detrás de una puerta y esta consiente.
¿Cómo entonces amar al hombre que es grosero
con nosotras?
El nos toma como a sus hijas, y nos abandona
ante el placer
Tu, tú que eres mujer, tu sabes lo que yo siento,
y arrebatas el placer para ti misma.


EL RECUERDO DE MNASIDIKA
Ellas danzaban una delante de la otra
a manera de un movimiento apresurado
y escurridizo, parecían querer abrazarse
no obstante, solo se tocaban el inicio de los labios
cuando se volvían de espaldas, se miraban
los rostros sobre la espalda y la brillante transpiración
se escurría bajo sus alzados brazos y sus finos
cabellos, delante de sus pechos
La languidez de sus ojos, el ardor en sus
mejillas, la gravedad de sus rostros, eran
tres canciones apasionadas
En tanto disimuladamente enredaban
sus cuerpos sobre sus caderas
y de golpe, cayeron en el suelo,
para finalizar ahí su voluptuosa danza
Es entonces que tu te me has aparecido Mnasidika,
y tu imagen ha sido inoportuna


LA AMIGA COMPLACIENTE
La tormenta duró toda la noche, Selenis
con su entrañable
cabello vino para estar conmigo.
Permaneció a mi lado por miedo
a la tempestad y rellenamos mi pequeña cama, en un abrazo estrecho
la una con la otra. Cuando dos muchachas van juntas al lecho,
el sueño se detiene en el portal. "Bilitis dime, dime a quien amas?
Cierra tus ojos Soy Lycas"
Yo respondí acariciándola: " Puedo acaso dejar de ver que eres
una muchacha? Tu burla esta fuera de lugar". Pero
ella replicó: "Soy realmente Lycas, si cierras tus
pestañas. Aquí están sus brazos, y aquí están sus manos..."
y en el silencio, tiernamente ella encantó mi sueño,
con una maravillosa visión.

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